domingo, 17 de febrero de 2013

PUKLLAY: Tradicional celebración en la Comunidad de Pomacocha, Andahuaylas (primera parte)


Leocadio Ccaccya Enciso

¿Puede llamarse pukllay a la actuación distorsionada y deformada para ganar un concurso con el único fin de obtener el premio, donde en vez de alegrarse y disfrutar “los que actúan realizan un descomunal esfuerzo físico… que origina múltiples desmayos”? (1)
La esencia del pukllay, creo, está en la genuina celebración de cada pueblo, con sus particulares matices; cualquier otra representación o actuación en un concurso, aunque se llame pukllay, no pasará de ser una mera copia incompleta.
Lo que sigue es un relato, a partir de mi experiencia vivida, de la original celebración del pukllay en la comunidad de Pomacocha.
Los abuelos en Pomacocha llamaban pukllay a lo que hoy conocemos como carnaval. El pukllay es y será en esencia el mismo, aunque cambiemos de denominación. No tiene relevancia discutir si se denomina carnaval o pukllay.
Pukllay es en Pomacocha una de las más grandes celebraciones fastuosas y alegres que se prolonga por una semana ininterrumpida durante las veinticuatro horas del día.
Pukllay o carnaval.
Los preparativos, sin embargo, demandan hasta un año; por ejemplo, hay caballos que se destinan exclusivamente para el pukllay y no son utilizados en ninguna otra actividad, descansan e invernan todo el año, éstos deben ser los mejores en cuanto a velocidad, resistencia y brío para correr cabalgando  kilómetros durante los días domingo, lunes y jueves. Hay caballos que al escuchar las melodías de la quena  o los sonidos del cascabel paran la oreja y hasta simulan bailar.
El vestuario demanda también meses de elaboración desde el hilado, el teñido y el torcido del hilo para el tejido de los ponchos, las llicllas, las hileras, etc.; la wark'a es otra obra de arte que se confecciona con bastante anticipación, empezando por el hilado hasta el trenzado, los látigos utilizados en el siqullu se trenzan meses antes; las trenzas que adornan el cascabel no se confeccionan en unos días, éstas se hacen y adornan con bastante anticipación y paciencia; otras indumentarias que se confeccionan con bastante anticipación son las riendas, el marimacho, el lazo, la montura, el pellón, la alforja y todo lo que se requiere para cabalgar en el caballo.
Aunque bien se podría utilizarse toda la indumentaria del pukllay anterior, por lo general se prefiere uno nuevo; el pukllay no solamente es pues una celebración festiva, era y es un evento de exhibición y lucimiento.
En los días previos los preparativos se intensifican, pero lo que adquiere mayor relevancia es la preparación de la chicha de jora y el aprovisionamiento de carne que se lleva, entre quenas y cantos, desde las alturas.
Al primer canto de gallo del día sábado, en varias casas, el maíz pelado ya debió haber reventado, en el perol, obligado por el inmisericorde fogón; en tanto las cocineras se esmeran para dejar listo el caldo de mote, las autoridades deben levantarse ya para organizarse y llamar a quienes le ayudarán para ese día; casi al amanecer cuando los pájaros empiezan a trinar, varias personas interrumpen el silencio en las calles, personas que van y vienen a las casas donde se realizará el convido.
El día sábado es el convido, se llama así a la invitación de comida y bebida que se hace a toda la comunidad tanto por el Alcalde, sus regidores y el Agente Municipal como por el Presidente de la Comunidad con sus miembros del Consejo Directivo y sus Daño Campo y el Gobernador con sus Tenientes, es decir, se forman tres grupos, no pandillas (en Pomacocha no cabe esa denominación), un grupo encabezado por el Alcalde, otro liderado por el Presidente de la Comunidad y el tercero  a cargo del  Gobernador, cada grupo a su vez es conformado por las autoridades menores con sus acompañantes, sus músicos, sus ajacamayuq y sus tragucamayuq.
PUKLLAY O CARNAVALESEsa mañana las autoridades se reúnen para coordinar los últimos detalles del recorrido que deben realizar; mientras tanto los acompañantes se reúnen en la casa de las autoridades, todos son recibidos con un delicioso desayuno; entre el desayuno y la gente que se afana en alistarse a último momento, algunas melodías del pukllay ya se dejan escuchar.
Entre las siete y ocho de la mañana, terminada la reunión, las autoridades apenas regresan a sus casas para, con sus acompañantes, dirigirse a la casa de la autoridad mayor; de allí el pukllay empieza a andar indefectiblemente, ni las inclementes condiciones climáticas podrán detenerlo, esa mañana la tinka es muy breve.
En la casa de la autoridad mayor hay una mesa grande cubierta por un mantel, sobre ella un jarrón llena de chicha endulzada y unas flores muy frescas; mientras las autoridades se sientan a la mesa, las cocineras y sus ayudantes empiezan a servir del perol hirviendo el humeante caldo de mote al compás de las melodías del pukllay; las autoridades reciben como convido el caldo de mote o mondongo acompañada de la ulla, esto es, dos porciones de carne cada una en plato aparte, luego viene el chunku que consiste en servir dos frascos pequeños de trago de parte de la casa; por su parte cada persona que por alguna razón se encuentra en esa casa debe recibir su convido, se cuida que nadie quede marginado, no importa que sea foráneo o desconocido,el convido debe alcanzar para todos, la chicha y el trago abundan.
Terminado el convido, de una de las autoridades, se va para la siguiente casa, a esa hora son pocos los que cantan y muy pocos quieren beber, pero el pukllay ya recorre las calles haciéndose escuchar por todo el pueblo; junto a las quenas, las tinyas, los cascabeles, el arpa, el violín y el tronar de los zurriagos, la gente, vestida con trajes multicolores y adornados con serpentinas, avanzan con canciones y guapeo acaparando la calle entera. Ese día los varones aún no se disfrazan de las llamadas damas, que nada de feminidad tienen.
Cuando se llega a la siguiente casa, se repite el convido. Nuevamente, más caldo de mote, más trago, más chicha y sobre todo más pukllay. Tras el bullicioso grupo siguen personas con sus baldes o baldesitos para recoger el caldo de mote y la porción de carne que prefieren guardarlo. Como se ha dicho en cada casa de la autoridad se realiza el convido. Conforme avanza el día, los grupos son numerosos y el pukllay se hace más desenfrenado y contagioso, ya casi todos cantan y menean, ya son pocos los que se resisten a beber.
El pukllay pomacochano del sábado no es de movimientos frenéticos, el goce, la adrenalina y su esencia de éxtasis está en el entonar de sus canciones, cada canción expresa los hechos de la vida cotidiana de la comunidad, al cantar en el pukllay uno exterioriza sus sufrimientos, sus esperanzas, sus aspiraciones, sus amores y desamores, etc. En el clímax del pukllay el canto reemplaza a la palabra hablada.
Cuando el carnaval haya recorrido el pueblo de un extremo a otro, cuando ya varios habrán llorado de emoción, cuando ya muchos se desinhiben embriagados por la magia del pukllay o por los efectos del alcohol y siendo entre las cuatro y cinco de la tarde habrá terminado el convido; pero el pukllay, apenas ha comenzado, a esa hora el carnaval ha dejado a cada autoridad en su casa, luego con sus acompañantes se alistará para el huatuy; allí algunos Daño Campo aprovechan realizar la tinka, otros lo hicieron por la mañana. El watuy es la visita que realizan las autoridades menores a las autoridades principales con mate caliente, trago, chicha y  carnaval, éste comienza a eso de las siete de la noche y se prolonga hasta altas horas de la noche.
Por la noche, aparte del watuy, se forman grupos, sea entre familiares, amistades, compadres o porque la casualidad hizo que se encuentren, para salir a pasear; el paseo consiste en recorrer las calles al ritmo de las canciones, las quenas, el cascabel, la tinya y algún instrumento elegido por el grupo, los grupos que pasean recorren las calles a su libre albedrío o si quieren se quedan en una tienda o una casa, beben y cantan, sobre todo gozan; allí también nacen algunos amores. Los paseos empiezan el sábado y suceden todas las noches que dura el pukllay, algunos descansan temprano para reanudar al día siguiente, pero casi siempre habrá un grupo que se amanece. 

Aun cuando los que pasean recorren el pueblo con el carnaval embriagado que les lleva sin rumbo conocido, en la casa de todo los Daño Campo las cocineras hacen su trabajo, los Daño Campo deben levantarse con la resaca a cuestas, ese es su día; nuevamente la gente entra y sale a sus casas, temprano llegan sus familiares, sus amistades y todo los que van a acompañarle en su día, a todos se les sirve un delicioso caldo como desayuno; todos llegan ataviados de sus mejores vestimentas.
 Las mujeres llevan polleras de colores vivos y algunas de ellas bordadas, chompas coloridas, blusas que contrastan con la chompa, es parte esencial la lliclla tejida con vistosos colores y figuras que cargan en forma cruzada sobre la espalda, las hay también bordadas y de tejido industrial, el sombrero adornado con plumas de pavo real y flores, en algunos casos adornados con hilos multicolores de lana sintética, a los sombreros se suele colocar sujetadores de cinta por la barbilla, todas llevan una sarta de cascabeles que cuelgan de un manojo de trenzas adornados con cintas de todos los colores, algunas llevan también una waraca delgada y otras no se olvidan de la tinya.
Indumentaria del pukllay o carnavales.
Los varones se visten con sus trajes de fiesta, muchos estrenan ponchos, llevan sus quenas y algunos una tinya. Los que se disfrazan de dama llevan sombreros adornados con hilos multicolores de lana sintética, sobre ella colocan un pato silvestre disecado o un unchuchuku adornado(mamífero pequeño parecido a la marta), sobre el torso llevan cruzados dos rebusas de colores que deben contrastar y sobre ella llevan animales de caza disecados, principalmente zorros y tigrillos, sobre la cintura se amarran un fajín de la cual cuelgan muchas trenzas multicolores, debajo de la rodilla se amarran el watanas y una sarta de cascabeles y campanillas, además llevan cruzados en el torso waracas y látigos, cuelgan también de su cuello quenas y silbato.
Para ser dama no basta disfrazarse, son quienes representan al hombre aguerrido, valiente y osado.
Me atrevo a sostener que los damas representan al guerrero chanca que danza tras una victoria en una batalla o como entrenamiento para estas artes; en el pukllay los damas bailan desafiantes zigzagueando en fila india, empuñan la waraca y desafían a su contraparte, retozan dispuestos a demostrar que son vencedores, el baile se resume en un reto constante; llegado el encuentro con la contraparte están preparados para retarse a docenas de siqullu con waraca o látigo. Que el pukllay en Pomacocha es una remembranza de la danza guerrera de los chancas, se refuerza con los atuendos, ya relatamos que sobre la cabeza y la espalda llevan como trofeos pieles de animales silvestres de difícil caza y llevan armas de guerra de ese entonces como son las waracas y los látigos. No olvidemos que los guerreros chanca se ataviaban con pieles de pumas y zorros y sus infaltables waracas.
El pukllay en Pomacocha y los pueblos vecinos no es, como algunos escriben una festividad agrícola, ni un homenaje al amor, los apus o al agua; que como consecuencia de la festividad nazcan amores no puede traducirse que ésta se celebra como un homenaje al amor, no se venera a ningún apu, en el mejor de los casos se menciona en la tinka como en cualquier otra tinka. Es una festividad de júbilo y jolgorio total, en todo caso, es una festividad a la vida humana, en donde se celebra las vivencias de la vida diaria en su faceta alegre.
El día domingo, reunidos en la casa de los Daño Campo los acompañantes encienden el carnaval, algunos de a pie y muchos a caballo, entre las siete y ocho de la mañana, los grupo se dirigen de prisa al lugar donde, en los días previos, con un ritual de carnaval se ha cortado y llevado a un punto elegido el tronco o kullu. El kullu es el amo y señor del pukllay del día domingo, todos,  las autoridades, los comuneros y niños comentan de ello, el kullu les espera paciente  fuera del pueblo pero ni tan lejos.
Se llama kullu aysay (jalado de tronco) al acto de jalar a caballo un tronco de aproximadamente cuatro metros de largo que apenas es levantado por tres o cuatro personas, he visto jalar troncos por dos jinetes porque la fuerza de un caballo no era suficiente; esta antigua costumbre se mantiene, porque el pukllay sin el kullu aysay no tendría razón de ser, a pesar que su finalidad ya no sea muy útil; llevar un tronco era un deber del Daño Campo como parte del servicio a la comunidad, esos troncos se utilizaban como barrotes en las corridas de toro o como vigas en alguna construcción; antiguamente conseguir troncos de esas dimensiones no era tarea fácil, hoy con las plantaciones de eucalipto y la forestación su valor ya no es lo mismo.
Pukllay o carnavales.
El carnaval se arremolina alrededor de cada kullu, el carnaval calienta motores en puntos distintos, los tragucamayuq no cesan de animar con trago a sus músicos, sus cantantes y sus damas, los Daño Campo debe estar muy atento de los pequeños grupos de carnaval que llegan de las alturas u otros pueblos, trata de juntar a la mayor cantidad de acompañantes posibles, cuanto más acompañantes tenga, la comunidad tendrá la impresión de que ha pasado mejor el pukllay.
De pronto, con un lazo de cuero, se empieza a amarrar al tronco de un extremo, algún jinete ya fue elegido para jalar y le animan con un chunku, el jinete está más que entusiasmado, varios le recomiendan como debe jalar, otros empiezan a contar sus hazañas de haber jalado. Jalar tronco era, y aún lo es, un privilegio del que pocos se jactan. Uno de los que sabe del oficio empieza a medir el lazo para amarrar a la cincha del caballo, los demás jinetes también arreglan sus caballos, una vez que el tronco se mueve, el carnaval avanza tras él; el kullu avanza a trote, ni muy despacio ni a mucha velocidad hasta el punto de descanso, allí el carnaval se junta, pero no se mezcla con los demás grupos, hay grupos que tienen otra ruta. El pukllay se hace más bullicioso como se compitieran entre todos los grupos, en realidad solapadamente compiten.
Luego de un breve descanso avanzan hasta el lugar más próximo del destino final; allí esperan el tañer de la campana, tocada la campana el kullu debe ingresar al lugar donde anualmente se festeja el kullu aysay, el lugar es una pampa verde que parece alfombrada llamada Chuñupucru,  se asemeja a un gran anfiteatro natural; el ingreso al lugar es apoteósico, hay espectadores que desde temprano esperan la llegada del pukllay, los grupos ingresan uno a uno, los kullus ingresan raudos, los damas ingresan danzando y saltando el kullu, tras ellos un ejército de montados; algunos con gran cantidad de acompañantes algunos con menos, el pukllay se apodera del lugar; a la distancia no se puede oír nítidamente las melodías de la música ni las letras de las canciones, para escucharlos es necesario acercarse a cada grupo. El kullu es siempre el centro de atención, llegado a su destino final lo acomodan en un lugar, agradecen con chunku al jinete que lo jaló y le sirven su olla, se llama olla a dos porciones de carne cocida y se le sirve como correspondencia a todo los cuyaq, es decir, a quienes colaboran con bienes o servicios al Daño Campo.

Mientras el carnaval se arrecia, se invita a las autoridades principales de la comunidad, se les hace sentar sobre el kullu, se les sirve el chunku, chicha y la olla; terminado este ritual, todos los grupos se dejan llevar por el carnaval hacia lo desconocido, en el lugar se canta, se baila, se bebe, se encuentra con los seres queridos que les trajo el pukllay, se enamora, se llora de alegría o tristeza; los damas se retan y se animan a unos cuantos siqullus, los que tienen caballo corretean por las calles, compiten con sus caballos, algunos realizan galanterías con sus caballos, en fin, es un júbilo total. Cuando el alcohol hace sentir sus efectos el pukllay llega a su clímax total. Este jolgorio se prolonga hasta aproximadamente las cuatro de la tarde; luego cada grupo empieza a salir con el eufórico carnaval a sus casas, a esa hora se almuerza, pero como el pukllay inmuniza el hambre, la sed y las dolencias, muy pocos almuerzan y prefieren gozar del carnaval. Mucha gente elige pasearse por las calles, elige divertirse; varios llegaron exclusivamente para el carnaval y solo quieren carnaval.
Cuando la oscuridad empieza a opacar los encendidos colores de la vestimenta de los que carnavalean, nuevamente los paseos comienzan a retumbar con sus cánticos y guapeo, hay grupos de carnaval por todas partes, la noche será muy corta cuando del pukllay se trata.

Cuando se abre los ojos sin darse cuenta que ya es lunes uno se confunde, por el bullicio de los grupos de carnaval, que aún es domingo por la noche, pero el reloj te vuelve a la realidad y te hace saber que es hora de despertarse. Ese día a esa hora en los anexos de Huiracochán y Titayhua, las autoridades del lugar deben ya apurar con los preparativos, es la misma sensación de las mañanas previas, colaboradores y ayudantes que tratan de detener el tiempo para que todo salga bien. El día lunes el pukllay se traslada a los anexos. Hasta el atardecer, el silencio casi triunfará en el pueblo.
Carnavales o Pukllay.Por la mañana varios grupos de montados trasladan el carnaval a Titayhuhua, para ser más precisos el pukllay se va sobre los caballos, antes por la ruta corrían decenas de jinetes, hoy los camiones han dejado sin pukllay a los legendarios caballos que saltaban al escuchar la quena y el cascabel, sea a caballo o en camiones el carnaval invade Titayhua. En Huiracochán los lugareños no esperan que el carnaval llegue ni que alguien los lleve, ellos son el pukllay.
En Titayhua se realiza el kullu aysay, se planta el mallqui o la yunsa; las autoridades principales son invitadas por las autoridades del lugar que organizan para ofrecerles chunku y olla. Aparte de estas ceremonias protocolares, el pukllay se exacerba y se prolonga en un júbilo generalizado, la chicha y el trago corren como si salieran del manantial. A eso de las dos de la tarde, cuando ya todos saciaron el pukllay,  las tropas de caballo parten raudos, los camiones repletos de carnaval se impacientan esperando a alguien que se resiste dejar Titayhua. El carnaval ya embriagado y disminuido se resiste a morir en Titayhua, y allí se queda.
En la ruta entre Titayhua y Huiracochán el carnaval no se apaga, compite en carrera con los caballos; cuando los amantes del carnaval llegan a Huiracochán el kullu ya reposa solitario o a veces esperan que lleguen, pero los mallquis aún se resisten a caer. A los recién llegados las autoridades del lugar amablemente les invitan almuerzo; este es un elemento esencial del pukllay pomacochano, si uno es parte del carnaval, éste te lleva a alguna casa donde siempre te servirá desayuno, almuerzo y cena, todos los días.
Terminado el agasajo, el carnaval se agiganta al pie del mallqui, tras beber un chunku uno a uno van cortando en pareja, pero ya es tarde, algunos parten al pueblo y los demás lo siguen, los camiones nuevamente repletos. Casi todo el pukllay corre al pueblo, pero en Huiracochán el carnaval renace y se queda.
En Pomacocha la gente que no salió espera ubicado en lugares de amplia visión hacia las calles. De pronto los niños dan la alerta, corren a ver la llegada del pukllay, algunos caballos pasan literalmente botando humo por la nariz, las tropas dan vueltas y vueltas por las calles, allí se ve la resistencia y la velocidad de los caballos, llegan después de recorrer kilómetros para seguir trotando por las calles. Otros se pasean a pie, otros beben en las tiendas, el pukllay se apodera nuevamente del pueblo. El carnaval está por todas partes.
Cuando el cielo oscurece y algunos deben hacer pausa para guardar sus caballos otros ya salen al paseo; a esa hora también en la casa del Alcalde y del Gobernador se alistan para hacer el tradicional waraca tinkay, comisiones van y vienen, el arpista y el violinista afinan sus instrumentos, poco a poco el carnaval se hace presente e imparable, en ambas casas es similar; el anfitrión de la casa debe salir para pedir pausa e invitarles a todos los presentes que coloquen sobre la mesa todo los instrumentos del pukllay, un capataz se encarga de recibir; uno a uno, hombres y mujeres deben colocar las waracas, los látigos, las quenas, las tinyas, los cascabeles, los silbatos, etc. Los instrumentos musicales y las indumentarias repletas en la mesa, es el centro de atención y de respeto, si hay que rendir algún homenaje o ritual en el pukllay es a ello, no al agua, ni a alguna divinidad.
La tinka o tinkapa es un ritual muy importante y sagrado en la cosmovisión pomacochana, lo sagrado no se relaciona con ningún santo, sino con los apus. La autoridad anfitrión, luego de que le sirven el chunku, junto a su esposa, quitándose el sombrero se dirige a la mesa y agradece a sus acompañantes para luego pedir a los apus que al día siguiente todo le salga bien, se dirige también a cada uno de los instrumentos para pedir que el día siguiente emitan las mejores melodías, a las waracas y látigos le pide que haga daño a la contraparte en el siqullu. Todos los presentes uno a uno con sus respectivas parejas harán ese ritual, la sensación mágica para el siqullunakuy del día siguiente es enorme. Cuando todos terminan con el ritual, devuelto los instrumentos e indumentarias, el pukllay comienza con más furor.
La rivalidad en el siqullunakuy entre el grupo del Gobernador y el Alcalde rebasa cualquier teatralización o réplica del pukllay que se hace en otros lugares. Mientras el carnaval no cesa ni lo hará hasta el día siguiente, los preparativos para el siqullunakuy del día martes han comenzado. Martes cruz watay con su siqullunakuy en Pomacocha no tiene parangón, ese día el pukllay se encrespa y se fortalece de manera espectacular.

(1) Comentario de Arturo Gutierrez en su blog Red Chanka.

No hay comentarios:

Publicar un comentario