domingo, 17 de marzo de 2013

PUKLLAY: Tradicional celebración en la Comunidad de Pomacocha, Andahuaylas (segunda parte).



Leocadio Ccaccya Enciso (*)


Carnavales o Pukllay.El día martes, literalmente, los Daño Campo habrán amanecido por las quebradas, ellos por tradición son los encargados de aprovisionar las flores de San José rojo, además de manzanas; las flores servirán de vestimenta para dos cruces ubicados en la parte alta dentro de la población, uno distante del otro; por única vez al año, estas cruces se llevan uno a la casa del Alcalde y otro a la casa del Gobernador, allí se viste con flores, de rojo entero, a ambos extremos se le cuelga una manzana. Es extraña la presencia de estas cruces en el pukllay, porque la cruz apenas es la presencia de un símbolo de la cristiandad, pero en el pukllay la ausencia de la devoción cristiana es notoria, lo que no quiere decir que en Pomacocha no tengan fe cristiana. En el pukllay la cruz ni se asoma al templo, no hay rezos, ni nada. 
Antes de vestir a las cruces el carnaval se anima con tragos para mitigar la resaca y, sale como si recién comenzara, ese día hay una expectativa especial, el siqullunakuy crea un éxtasis inusual. El pukllay parece recién llegar, sale muy temprano, de visita, a las casas de las autoridades, ellos esperan con un caldo de calabaza o algo similar, ambos grupos avanzan en competencia fría, cada grupo va sumando más gente. La cantidad que reúna cada grupo será crucial en el siqullunakuy.
Terminado el recorrido, el carnaval se concentra en dos grandes grupos, Alcalde y Gobernador; a esa hora cada grupo cuenta ya con casi la totalidad de sus acompañantes. Los damas se alistan y conversan entre ellos, ya saben quiénes están en el lado opuesto.
El arpa, el violín, las quenas, los cascabeles y las tinyas emiten melodías alegres y de ritmo acelerado. Me consta que estas melodías, por su ritmo acelerado, fueron copiadas y adaptadas al carnaval de alguna provincia ayacuchana para el concurso “Vencedores de Ayacucho” organizada por la FEDIPA. En el ritmo alegre y acelerado del carnaval pomacochano los damas danzan haciendo piruetas en fila india empuñando la huaraca o warka, las mujeres le siguen. Retozando es difícil tocar la quena, al cantar uno se agita rápido, por ello los damas por momentos solamente tocan su silbato. No hay coreografías elaboradas ni nada, todo se hace de acuerdo al instinto del goce y júbilo, nadie obliga esforzarse, no hay que cumplir tiempo, ni demostrar apariencias a ningún jurado.
El día martes, el reloj no se detiene, es hora de salir, el encuentro con el otro grupo está pactado a una hora establecida. Antes de andar no cesan de adornar con serpentinas a los acompañantes, alguien con tinta marca en la mejilla de cada uno con la letra “A” de Alcalde y “G” de Gobernador en el grupo de éste. La cruz empieza a moverse, todos tras él, los damas retozando se adelantan varios metros, cuán ejército de guerreros, los damas, se abren paso por las calles.
Pukllay o carnavales.Pukllay o carnavalEl pukllay se abre paso por las calles y llega donde la cruz será colocada sin ninguna ceremonia especial, en lugar de ello el carnaval suena con una fuerza inusitada; por costumbre el grupo del Gobernador tiene que ir a donde le espera el grupo del Alcalde, antes era lo contrario. El encuentro no podía ser de besamanos, hay una pequeña pampa verde donde los damas se dicen de todo con la mirada y, cada grupo hace de todo en el intento de quedar mejor, esta medición de fuerzas es breve. A un lado de la cruz, en una mesita, las autoridades protagonistas se acomodan para el chunku de costumbre, pero el ambiente es una competencia no declarada de canciones y músicos, cada grupo vuelca todo su poder con la intención de opacar al otro grupo, uno al costado del otro vibran y viven el pukllay, en esa escena nadie baila, solo mueven la cabeza y las cinturas para entonar con sentimiento las canciones.
Carnavales, PukllayLuego de ese breve, pero intenso júbilo, ambos grupos se dirigen a una pampa dentro de la población para el siqullunakuy, alrededor hay espectadores lugareños y de otras comunidades. Llegado al lugar cada grupo se ubica en un extremo, allí el pukllay se instala para que como el día domingo se desenfrene y envuelva a los que carnavalean en un éxtasis de alegría. La chicha y el trago se toma, el rechazo significa desprecio al quien ofrece, casi todos tienen su trago y todos se sirven entre ellos; pronto los efectos del alcohol convertirá en parte del espectáculo, hasta el más apacible observador.
Es hora del siqullunakuy, los Daño Campo delimitan un espacio como si fuese un anfiteatro, todos, chicos y grandes se aprestan a ver el espectáculo, una piedra mediana es colocada al centro. Los que encabezan el grupo de damas se acercan para escoger una de las tantas warka’s y para el sorteo de quien empieza el siqullu, además se acuerda cuántos siqullus le toca a cada dama. Estas reglas casi son recientes, se establecen con la finalidad de evitar peleas entre ambos grupos. Antes el siqullunakuy era libre, no había límites para el número de siqullus, éstas podían ser a docenas y cada quien con su propia warka, cuando cada quien respondía con su propia warka o látigo, estos instrumentos para el siqullu se trenzaba con diversos materiales con la finalidad de que sean eficaces, el peso y el material son importantes, habían de aquellos con las puntas torcidas con nylon, de rafia, de algodón, etc. Se ha visto látigos, de cuero, con la punta torcida de alambre, el caso era que si alguien entraba al siqullu podía ser respondido con una warka o látigo muy letal, o quien había dado varios siqullus se negaba a que el otro le responda, ello terminaba a veces en batallas campales.
El siqullu, aunque muchos vean horrorizados, es parte esencial del pukllay y, es una remembranza a los guerreros chancas; consiste en dar un golpe contundente, utilizando alguna técnica eficaz, con la warka o el látigo en una pierna desnuda del dama retador. Los damas que tienen oficio en estas artes entrenan y utilizan alguna técnica. El siqullu es una demostración de valentía, osadía y valor; es un reto al oponente para hacer saber que puede soportar y hasta mofarse de su siqullu y a su vez demostrar que él es mejor. Es una exhibición de valor y osadía entre dos grupos oponentes, vano es buscar otras explicaciones.
El siqullu no es un simple golpe, hay de aquellos que hacen chorrear sangre de la pierna, que causa estupor en el espectador, pero para aquellos que pasan por esta experiencia el sangrado es un “alivio”, el siqullu letal es aquel que con el golpe deja sangre muerta debajo de la piel y en los días siguientes se produce un hinchazón generalizado por la zona golpeada, estas causan un dolor insoportable y hasta dejan postrados en la cama. Por ello, en el verdadero siqullunakuy, entre damas conocedores de estas artes, no cualquiera participa. El siqullunakuy es pues para los de sangre guerrero y osado, de allí sostenemos que ésta probablemente se mantiene como una remembranza a los valientes guerreros chancas que después de una batalla hacían sus tambores con las tripas y la piel del enemigo como una demostración de valor.
Carnaval, PukllayCARNAVAL, PUKLLAYCuando los damas agotan el acuerdo uno de ellos, coloca uno de los pies sobre la piedra del centro, allí ante la atenta mirada de todos, con cámaras registrando la escena y con el aliento o la silbatina de parte de sus compañeros debe pararse firme para no ser derribado por la fuerza del siqullu, el oponente calcula la distancia, sujeta con las dos manos la warka como si fuese una hacha y con su estilo y maña asesta el golpe, generalmente tres veces, luego el otro dama debe devolver. Cuando salen, hay alguien atento que frota la pierna con alcohol y manzana masticada para mitigar los efectos del golpe. Así, uno a uno los damas deben salir para el siqullu, terminada los damas saldrán los acompañantes, luego las mujeres.
Las mujeres no hacen un simple acto protocolar, ellas lo harán con el mismo rigor y rivalidad que los varones con una warka más delgada, del siqullu casi nadie se salva, pero nadie obliga y, las autoridades y sus esposas deben abstenerse.
Es necesario un descanso, y la costumbre así lo establece, pero el carnaval no cesa, todo lo contrario, el pukllay es un éxtasis total, a los damas y todos los que participaron se les anima con licor y chicha; los descontentos por un siqullu mal asestado o un siqullu que recién se siente piden y quieren la revancha, pero no solo quedará en una revancha, el pukllay por un efecto mágico inexplicable hace que casi todos estén dispuesto a retarse todos contra todos al siqullu. Las canciones con mensajes de llamada al siqullu y en ocasiones con una mofa entran en rivalidad entre ambos grupos, los daño campo deben tender un cordón para evitar que las damas se líen a siqullus.
Carnaval, pukllayNuevamente, dejando un espacio, todos se arremolinan sobre la piedra; el espectáculo será mayor. El siqullunakuy continuará, pero esta vez con los temidos látigos, a diferencia de las warka’s éstas son de cuero y tienen una contundencia única. Hay que tener valor para el siqullu con látigo. Todos deberán nuevamente colocar el pie sobre esa piedra que todos miran. Se verá varias piernas ensangrentadas. Las mujeres harán con un látigo delgado o el pachakchaki, éste es un látigo delgado de cuero con varios nudos sobre un extremo que simula un ciempiés, de allí su nombre en quechua. Terminado el siqullunakuy, el pukllay  se instala como una metástasis, estalla en un júbilo incomparable.
Al salir del lugar el pukllay debe  ser controlada y conducida,cada grupo, por dos rutas distintas, éstos avanzan con un jolgorio a punto de explotar. El encuentro con el otro grupo puede ser fatal. Hay quienes van llorando de emoción o frustración, hay de aquellos que cantan valerosos cual guerreros después de una batalla y hay de aquellos que simplemente gozan el carnaval. Los grupos avanzan apretados por las calles. Deben ser aproximadamente las cinco de la tarde, llegando a la casa de la primera autoridad habrá comida, si uno sigue al carnaval encontrará más comida en cada casa de autoridad. Ya casi de noche, mientras algunos aún no llegan a sus casas, algunos ya salen al tradicional paseo de toda las noches.
En tanto los que pasean hacen carnaval por todo el pueblo, los carguyuq de la yunsa o el mallki se alistan para la tinca. Sus familiares y acompañantes ya inician lo que será el mallki; al igual que el día martes el carguyuq realizará la ceremonia de la tinka. Repetida todo el ceremonial de la tinka, salen al watuy, los dos carguyuq de los mallki’s salen con teteras de mate caliente, chicha, trago y carnaval a visitar a las autoridades principales. Se recorre las calles a veces en total oscuridad y bajo lluvia, alumbrándose apenas con algunas linternas, una vez que se llega al objetivo muchas veces se encuentra con un silencio total, las puertas cerradas, es que el Gobernador y el Alcalde, a esa hora, literalmente están muertos; pero el carnaval no entiende razones ni se apiada de nadie, el pukllay hará sentar en la mesa para invitarle yaku quni y chunku. Esa noche no cesará el pukllay con su paseo.
Son dos carguyuq, los que el año anterior derribaron el mallki, los que se encargarán que el carnaval retumbe otro día más en Pomacocha, en la casa de cada uno de ellos desde muy temprano preparan todo lo necesario para que el pukllay  despierte más vigoroso.
El pukllay en Pomacocha no es uno, son siete celebraciones que se empatan el uno con el otro de manera tal que no se deja ningún resquicio de silencio, cada día el carnaval se muda de casa y del responsable, con algunas excepciones. Cada día la celebración es distinta, es decir, son siete celebraciones encadenadas que forman un gran pukllay. Por ello la celebración, la importancia, y la intensidad del último o cualquiera de los días no deben ser menos que los demás.
El día miércoles, reunidas una cierta cantidad de acompañantes en la casa del mallki, el carnaval sale a cortar el árbol. Pomacocha está adornada con eucaliptos, razón por la cual no es necesario ir lejos, al pie de los eucaliptos suenan las quenas, el arpa, el violín, la tinya y los cascabeles, algunas voces ya afónicas hacen el esfuerzo para hacerse escuchar. Antes de asestarle el primer hachazo se hace la tinka al coposo eucalipto. Una vez en el suelo, se le sujeta al árbol para alzar en peso y llevar a Chuñupucru, como el día domingo, este será el escenario del día miércoles. Vestido y adornado el mallki es plantado al compás de las melodías del pukllay. El mallki no se planta en silencio como en las ciudades, es toda una ceremonia y celebración, es también parte esencial del pukllay. Plantado el mallki se regresa a almorzar muy temprano.
Allí es la concentración de todos, o eres parte de uno de los grupos o eres un espectador. Una vez que los carguyoq adornen con serpentinas y flores a sus acompañantes el pukllay tras el retozar de los damas va a Chuñupucro. Ese día se suele cargar choclos, aún en crecimiento, con sus tallos que se llama qutuna, a esta costumbre año tras año se le va dando menos importancia.
Cuentan que antes de la creación política del distrito no se plantaba el mallki, ese día lo llamaban miércoles ceniza y celebraban el warkapascay o uma ampiy (curar la cabeza de los damas tras el siqullunakuy del martes) donde la revancha del siqullunakuy continuaba y, algunos bajaban a las quebradas a traer productos nuevos parar la qutuna. Tal vez, ésta haya sido una celebración a la aparición de productos nuevos, pero, ahora la celebración es el mallki.
Llegado a Chuñupucro se canta y se baila alrededor del mallki, los damas, como si por instinto fuese, se retan. Cada grupo instala una mesita y sobre ella colocan una pequeña hacha desafilada del cual se hará responsable un capataz, se sirve el chunku y se invita al carguyuq y su esposa para que inicien a cortar, luego serán invitados las autoridades principales, cada uno con sus respectivas parejas tras beber el chunku cortarán también, luego continuarán los comunes. Habrá descansos cada cierto tiempo. El carnaval conforme pasan las horas se agiganta, habrá siqullunakuy aunque no como el martes. Cuando ya el mallki está por caer, casi siempre hay alguien decidido a tumbar. Una vez el mallki yace en el suelo el nuevo carguyuq será agradecido con más chunco y no faltarán quienes le feliciten.
Ya tarde el pukllay trasladará los restos del mallki a la casa del nuevo carguyuq, el carnaval invade su casa y allí el júbilo es incomprendido, de la cual pocos atestiguan, los espectadores no suelen llegar allí. Luego se traslada a la casa de la cual salió, donde la comida es servida, hay de aquellos que carnavalean y cantan plato en mano; hay que experimentar y ser amantes adictos del pukllay para entender estas emociones. El pukllay es contagioso, pegajoso y narcótico.
Miércoles por la noche, el carnaval con su paseo, no dejará dormir plácidamente a muchos; si es que el pukllay tiene defectos, esa debe ser una de ellas.
El día jueves, para que este relato no sea reiterativo, en resumen es similar al día lunes, el pukllay se traslada esta vez al anexo Pumacancha. Pero, de ninguna manera se puede afirmar que es igual. El carnaval tendrá otro escenario, casi a orillas y a escasa distancia del nacimiento del río Auquituru, las autoridades del lugar realizarán el kullu aysay y el mallki, el hermoso paisaje y los encantos de la naturaleza agregan su encanto al pukllay.
Por la tarde, como el día lunes, corretean por las calles los que fueron a caballo, algunos se pasean a pie. El pukllay, nuevamente se apodera de Pomacocha.
Algunos no llegaran a sus casas, esa noche es la despedida del carnaval. Jueves por la noche la despedida es especial. El paseo en el pukllay es singular, no hay espectadores que puedan atestiguar todo y con la complicidad de la noche el pukllay se desinhibe, es radicalmente espontáneo y libertario. En la fría noche el carnaval calienta en competencias solapadas, cada grupo trata de agrupar más y hacerse escuchar más, nadie dice que debe ser así, pero así ocurre. Cada grupo bebe lo que quiere, va por donde quiere y hasta la hora que quiera. Hay de aquellos que solamente de noche son parte del pukllay; tras el velo de la noche muchos desnudan su timidez. La noche y el pukllay son muchas veces cómplices y alcahuetes de amores prohibidos y pasajeros como el carnaval, pero ello no significa que el pukllay sea una celebración al amor o la fertilidad, pues, los humanos exteriorizan sus sentimientos cuando las condiciones están dadas, como ocurre en cualquier francachela.
De noche el carnaval es radicalmente espontáneo, donde cada quien se divierte sabiendo que la noche no delatará sus andanzas.
Relatamos el pukllay de sábado a jueves, en realidad la celebración comienza el día viernes y debimos empezar de allí, pero el viernes no es, en estricto, parte del pukllay tradicional, es una celebración de reciente data donde, los anexos escenifican el carnaval de sus localidades y el pueblo también presenta lo suyo; organiza la Municipalidad distrital, es una competencia muy singular, la diferencia con otros concursos es que, los que hacen la representación del pukllay no tienen que trasladarse a otro lugar, los participantes y todo lo que se requiere para el pukllay abundan y, el escenario es el mismo del pukllay original, no hay coreografías ni uniformes, ni marco musical, es el pukllay en tiempo real, está permitido beber moderadamente; para el chunkunakuy se invita a la autoridad y no a un actor. El premio es simbólico, importa vivir el carnaval. Terminada la competencia, como a las dos de la tarde, hacen nacer el verdadero pukllay.

(*) En el presente relato, hemos corregido la escritura de las palabras en quechua; nuestro agradecimiento al profesor Zenobio Ortis Cárdenas (quien enseña runa simi en INALCO Paris, Francia) por darnos una lección virtual de gramática quechua.








domingo, 17 de febrero de 2013

PUKLLAY: Tradicional celebración en la Comunidad de Pomacocha, Andahuaylas (primera parte)


Leocadio Ccaccya Enciso

¿Puede llamarse pukllay a la actuación distorsionada y deformada para ganar un concurso con el único fin de obtener el premio, donde en vez de alegrarse y disfrutar “los que actúan realizan un descomunal esfuerzo físico… que origina múltiples desmayos”? (1)
La esencia del pukllay, creo, está en la genuina celebración de cada pueblo, con sus particulares matices; cualquier otra representación o actuación en un concurso, aunque se llame pukllay, no pasará de ser una mera copia incompleta.
Lo que sigue es un relato, a partir de mi experiencia vivida, de la original celebración del pukllay en la comunidad de Pomacocha.
Los abuelos en Pomacocha llamaban pukllay a lo que hoy conocemos como carnaval. El pukllay es y será en esencia el mismo, aunque cambiemos de denominación. No tiene relevancia discutir si se denomina carnaval o pukllay.
Pukllay es en Pomacocha una de las más grandes celebraciones fastuosas y alegres que se prolonga por una semana ininterrumpida durante las veinticuatro horas del día.
Pukllay o carnaval.
Los preparativos, sin embargo, demandan hasta un año; por ejemplo, hay caballos que se destinan exclusivamente para el pukllay y no son utilizados en ninguna otra actividad, descansan e invernan todo el año, éstos deben ser los mejores en cuanto a velocidad, resistencia y brío para correr cabalgando  kilómetros durante los días domingo, lunes y jueves. Hay caballos que al escuchar las melodías de la quena  o los sonidos del cascabel paran la oreja y hasta simulan bailar.
El vestuario demanda también meses de elaboración desde el hilado, el teñido y el torcido del hilo para el tejido de los ponchos, las llicllas, las hileras, etc.; la wark'a es otra obra de arte que se confecciona con bastante anticipación, empezando por el hilado hasta el trenzado, los látigos utilizados en el siqullu se trenzan meses antes; las trenzas que adornan el cascabel no se confeccionan en unos días, éstas se hacen y adornan con bastante anticipación y paciencia; otras indumentarias que se confeccionan con bastante anticipación son las riendas, el marimacho, el lazo, la montura, el pellón, la alforja y todo lo que se requiere para cabalgar en el caballo.
Aunque bien se podría utilizarse toda la indumentaria del pukllay anterior, por lo general se prefiere uno nuevo; el pukllay no solamente es pues una celebración festiva, era y es un evento de exhibición y lucimiento.
En los días previos los preparativos se intensifican, pero lo que adquiere mayor relevancia es la preparación de la chicha de jora y el aprovisionamiento de carne que se lleva, entre quenas y cantos, desde las alturas.
Al primer canto de gallo del día sábado, en varias casas, el maíz pelado ya debió haber reventado, en el perol, obligado por el inmisericorde fogón; en tanto las cocineras se esmeran para dejar listo el caldo de mote, las autoridades deben levantarse ya para organizarse y llamar a quienes le ayudarán para ese día; casi al amanecer cuando los pájaros empiezan a trinar, varias personas interrumpen el silencio en las calles, personas que van y vienen a las casas donde se realizará el convido.
El día sábado es el convido, se llama así a la invitación de comida y bebida que se hace a toda la comunidad tanto por el Alcalde, sus regidores y el Agente Municipal como por el Presidente de la Comunidad con sus miembros del Consejo Directivo y sus Daño Campo y el Gobernador con sus Tenientes, es decir, se forman tres grupos, no pandillas (en Pomacocha no cabe esa denominación), un grupo encabezado por el Alcalde, otro liderado por el Presidente de la Comunidad y el tercero  a cargo del  Gobernador, cada grupo a su vez es conformado por las autoridades menores con sus acompañantes, sus músicos, sus ajacamayuq y sus tragucamayuq.
PUKLLAY O CARNAVALESEsa mañana las autoridades se reúnen para coordinar los últimos detalles del recorrido que deben realizar; mientras tanto los acompañantes se reúnen en la casa de las autoridades, todos son recibidos con un delicioso desayuno; entre el desayuno y la gente que se afana en alistarse a último momento, algunas melodías del pukllay ya se dejan escuchar.
Entre las siete y ocho de la mañana, terminada la reunión, las autoridades apenas regresan a sus casas para, con sus acompañantes, dirigirse a la casa de la autoridad mayor; de allí el pukllay empieza a andar indefectiblemente, ni las inclementes condiciones climáticas podrán detenerlo, esa mañana la tinka es muy breve.
En la casa de la autoridad mayor hay una mesa grande cubierta por un mantel, sobre ella un jarrón llena de chicha endulzada y unas flores muy frescas; mientras las autoridades se sientan a la mesa, las cocineras y sus ayudantes empiezan a servir del perol hirviendo el humeante caldo de mote al compás de las melodías del pukllay; las autoridades reciben como convido el caldo de mote o mondongo acompañada de la ulla, esto es, dos porciones de carne cada una en plato aparte, luego viene el chunku que consiste en servir dos frascos pequeños de trago de parte de la casa; por su parte cada persona que por alguna razón se encuentra en esa casa debe recibir su convido, se cuida que nadie quede marginado, no importa que sea foráneo o desconocido,el convido debe alcanzar para todos, la chicha y el trago abundan.
Terminado el convido, de una de las autoridades, se va para la siguiente casa, a esa hora son pocos los que cantan y muy pocos quieren beber, pero el pukllay ya recorre las calles haciéndose escuchar por todo el pueblo; junto a las quenas, las tinyas, los cascabeles, el arpa, el violín y el tronar de los zurriagos, la gente, vestida con trajes multicolores y adornados con serpentinas, avanzan con canciones y guapeo acaparando la calle entera. Ese día los varones aún no se disfrazan de las llamadas damas, que nada de feminidad tienen.
Cuando se llega a la siguiente casa, se repite el convido. Nuevamente, más caldo de mote, más trago, más chicha y sobre todo más pukllay. Tras el bullicioso grupo siguen personas con sus baldes o baldesitos para recoger el caldo de mote y la porción de carne que prefieren guardarlo. Como se ha dicho en cada casa de la autoridad se realiza el convido. Conforme avanza el día, los grupos son numerosos y el pukllay se hace más desenfrenado y contagioso, ya casi todos cantan y menean, ya son pocos los que se resisten a beber.
El pukllay pomacochano del sábado no es de movimientos frenéticos, el goce, la adrenalina y su esencia de éxtasis está en el entonar de sus canciones, cada canción expresa los hechos de la vida cotidiana de la comunidad, al cantar en el pukllay uno exterioriza sus sufrimientos, sus esperanzas, sus aspiraciones, sus amores y desamores, etc. En el clímax del pukllay el canto reemplaza a la palabra hablada.
Cuando el carnaval haya recorrido el pueblo de un extremo a otro, cuando ya varios habrán llorado de emoción, cuando ya muchos se desinhiben embriagados por la magia del pukllay o por los efectos del alcohol y siendo entre las cuatro y cinco de la tarde habrá terminado el convido; pero el pukllay, apenas ha comenzado, a esa hora el carnaval ha dejado a cada autoridad en su casa, luego con sus acompañantes se alistará para el huatuy; allí algunos Daño Campo aprovechan realizar la tinka, otros lo hicieron por la mañana. El watuy es la visita que realizan las autoridades menores a las autoridades principales con mate caliente, trago, chicha y  carnaval, éste comienza a eso de las siete de la noche y se prolonga hasta altas horas de la noche.
Por la noche, aparte del watuy, se forman grupos, sea entre familiares, amistades, compadres o porque la casualidad hizo que se encuentren, para salir a pasear; el paseo consiste en recorrer las calles al ritmo de las canciones, las quenas, el cascabel, la tinya y algún instrumento elegido por el grupo, los grupos que pasean recorren las calles a su libre albedrío o si quieren se quedan en una tienda o una casa, beben y cantan, sobre todo gozan; allí también nacen algunos amores. Los paseos empiezan el sábado y suceden todas las noches que dura el pukllay, algunos descansan temprano para reanudar al día siguiente, pero casi siempre habrá un grupo que se amanece. 

Aun cuando los que pasean recorren el pueblo con el carnaval embriagado que les lleva sin rumbo conocido, en la casa de todo los Daño Campo las cocineras hacen su trabajo, los Daño Campo deben levantarse con la resaca a cuestas, ese es su día; nuevamente la gente entra y sale a sus casas, temprano llegan sus familiares, sus amistades y todo los que van a acompañarle en su día, a todos se les sirve un delicioso caldo como desayuno; todos llegan ataviados de sus mejores vestimentas.
 Las mujeres llevan polleras de colores vivos y algunas de ellas bordadas, chompas coloridas, blusas que contrastan con la chompa, es parte esencial la lliclla tejida con vistosos colores y figuras que cargan en forma cruzada sobre la espalda, las hay también bordadas y de tejido industrial, el sombrero adornado con plumas de pavo real y flores, en algunos casos adornados con hilos multicolores de lana sintética, a los sombreros se suele colocar sujetadores de cinta por la barbilla, todas llevan una sarta de cascabeles que cuelgan de un manojo de trenzas adornados con cintas de todos los colores, algunas llevan también una waraca delgada y otras no se olvidan de la tinya.
Indumentaria del pukllay o carnavales.
Los varones se visten con sus trajes de fiesta, muchos estrenan ponchos, llevan sus quenas y algunos una tinya. Los que se disfrazan de dama llevan sombreros adornados con hilos multicolores de lana sintética, sobre ella colocan un pato silvestre disecado o un unchuchuku adornado(mamífero pequeño parecido a la marta), sobre el torso llevan cruzados dos rebusas de colores que deben contrastar y sobre ella llevan animales de caza disecados, principalmente zorros y tigrillos, sobre la cintura se amarran un fajín de la cual cuelgan muchas trenzas multicolores, debajo de la rodilla se amarran el watanas y una sarta de cascabeles y campanillas, además llevan cruzados en el torso waracas y látigos, cuelgan también de su cuello quenas y silbato.
Para ser dama no basta disfrazarse, son quienes representan al hombre aguerrido, valiente y osado.
Me atrevo a sostener que los damas representan al guerrero chanca que danza tras una victoria en una batalla o como entrenamiento para estas artes; en el pukllay los damas bailan desafiantes zigzagueando en fila india, empuñan la waraca y desafían a su contraparte, retozan dispuestos a demostrar que son vencedores, el baile se resume en un reto constante; llegado el encuentro con la contraparte están preparados para retarse a docenas de siqullu con waraca o látigo. Que el pukllay en Pomacocha es una remembranza de la danza guerrera de los chancas, se refuerza con los atuendos, ya relatamos que sobre la cabeza y la espalda llevan como trofeos pieles de animales silvestres de difícil caza y llevan armas de guerra de ese entonces como son las waracas y los látigos. No olvidemos que los guerreros chanca se ataviaban con pieles de pumas y zorros y sus infaltables waracas.
El pukllay en Pomacocha y los pueblos vecinos no es, como algunos escriben una festividad agrícola, ni un homenaje al amor, los apus o al agua; que como consecuencia de la festividad nazcan amores no puede traducirse que ésta se celebra como un homenaje al amor, no se venera a ningún apu, en el mejor de los casos se menciona en la tinka como en cualquier otra tinka. Es una festividad de júbilo y jolgorio total, en todo caso, es una festividad a la vida humana, en donde se celebra las vivencias de la vida diaria en su faceta alegre.
El día domingo, reunidos en la casa de los Daño Campo los acompañantes encienden el carnaval, algunos de a pie y muchos a caballo, entre las siete y ocho de la mañana, los grupo se dirigen de prisa al lugar donde, en los días previos, con un ritual de carnaval se ha cortado y llevado a un punto elegido el tronco o kullu. El kullu es el amo y señor del pukllay del día domingo, todos,  las autoridades, los comuneros y niños comentan de ello, el kullu les espera paciente  fuera del pueblo pero ni tan lejos.
Se llama kullu aysay (jalado de tronco) al acto de jalar a caballo un tronco de aproximadamente cuatro metros de largo que apenas es levantado por tres o cuatro personas, he visto jalar troncos por dos jinetes porque la fuerza de un caballo no era suficiente; esta antigua costumbre se mantiene, porque el pukllay sin el kullu aysay no tendría razón de ser, a pesar que su finalidad ya no sea muy útil; llevar un tronco era un deber del Daño Campo como parte del servicio a la comunidad, esos troncos se utilizaban como barrotes en las corridas de toro o como vigas en alguna construcción; antiguamente conseguir troncos de esas dimensiones no era tarea fácil, hoy con las plantaciones de eucalipto y la forestación su valor ya no es lo mismo.
Pukllay o carnavales.
El carnaval se arremolina alrededor de cada kullu, el carnaval calienta motores en puntos distintos, los tragucamayuq no cesan de animar con trago a sus músicos, sus cantantes y sus damas, los Daño Campo debe estar muy atento de los pequeños grupos de carnaval que llegan de las alturas u otros pueblos, trata de juntar a la mayor cantidad de acompañantes posibles, cuanto más acompañantes tenga, la comunidad tendrá la impresión de que ha pasado mejor el pukllay.
De pronto, con un lazo de cuero, se empieza a amarrar al tronco de un extremo, algún jinete ya fue elegido para jalar y le animan con un chunku, el jinete está más que entusiasmado, varios le recomiendan como debe jalar, otros empiezan a contar sus hazañas de haber jalado. Jalar tronco era, y aún lo es, un privilegio del que pocos se jactan. Uno de los que sabe del oficio empieza a medir el lazo para amarrar a la cincha del caballo, los demás jinetes también arreglan sus caballos, una vez que el tronco se mueve, el carnaval avanza tras él; el kullu avanza a trote, ni muy despacio ni a mucha velocidad hasta el punto de descanso, allí el carnaval se junta, pero no se mezcla con los demás grupos, hay grupos que tienen otra ruta. El pukllay se hace más bullicioso como se compitieran entre todos los grupos, en realidad solapadamente compiten.
Luego de un breve descanso avanzan hasta el lugar más próximo del destino final; allí esperan el tañer de la campana, tocada la campana el kullu debe ingresar al lugar donde anualmente se festeja el kullu aysay, el lugar es una pampa verde que parece alfombrada llamada Chuñupucru,  se asemeja a un gran anfiteatro natural; el ingreso al lugar es apoteósico, hay espectadores que desde temprano esperan la llegada del pukllay, los grupos ingresan uno a uno, los kullus ingresan raudos, los damas ingresan danzando y saltando el kullu, tras ellos un ejército de montados; algunos con gran cantidad de acompañantes algunos con menos, el pukllay se apodera del lugar; a la distancia no se puede oír nítidamente las melodías de la música ni las letras de las canciones, para escucharlos es necesario acercarse a cada grupo. El kullu es siempre el centro de atención, llegado a su destino final lo acomodan en un lugar, agradecen con chunku al jinete que lo jaló y le sirven su olla, se llama olla a dos porciones de carne cocida y se le sirve como correspondencia a todo los cuyaq, es decir, a quienes colaboran con bienes o servicios al Daño Campo.

Mientras el carnaval se arrecia, se invita a las autoridades principales de la comunidad, se les hace sentar sobre el kullu, se les sirve el chunku, chicha y la olla; terminado este ritual, todos los grupos se dejan llevar por el carnaval hacia lo desconocido, en el lugar se canta, se baila, se bebe, se encuentra con los seres queridos que les trajo el pukllay, se enamora, se llora de alegría o tristeza; los damas se retan y se animan a unos cuantos siqullus, los que tienen caballo corretean por las calles, compiten con sus caballos, algunos realizan galanterías con sus caballos, en fin, es un júbilo total. Cuando el alcohol hace sentir sus efectos el pukllay llega a su clímax total. Este jolgorio se prolonga hasta aproximadamente las cuatro de la tarde; luego cada grupo empieza a salir con el eufórico carnaval a sus casas, a esa hora se almuerza, pero como el pukllay inmuniza el hambre, la sed y las dolencias, muy pocos almuerzan y prefieren gozar del carnaval. Mucha gente elige pasearse por las calles, elige divertirse; varios llegaron exclusivamente para el carnaval y solo quieren carnaval.
Cuando la oscuridad empieza a opacar los encendidos colores de la vestimenta de los que carnavalean, nuevamente los paseos comienzan a retumbar con sus cánticos y guapeo, hay grupos de carnaval por todas partes, la noche será muy corta cuando del pukllay se trata.

Cuando se abre los ojos sin darse cuenta que ya es lunes uno se confunde, por el bullicio de los grupos de carnaval, que aún es domingo por la noche, pero el reloj te vuelve a la realidad y te hace saber que es hora de despertarse. Ese día a esa hora en los anexos de Huiracochán y Titayhua, las autoridades del lugar deben ya apurar con los preparativos, es la misma sensación de las mañanas previas, colaboradores y ayudantes que tratan de detener el tiempo para que todo salga bien. El día lunes el pukllay se traslada a los anexos. Hasta el atardecer, el silencio casi triunfará en el pueblo.
Carnavales o Pukllay.Por la mañana varios grupos de montados trasladan el carnaval a Titayhuhua, para ser más precisos el pukllay se va sobre los caballos, antes por la ruta corrían decenas de jinetes, hoy los camiones han dejado sin pukllay a los legendarios caballos que saltaban al escuchar la quena y el cascabel, sea a caballo o en camiones el carnaval invade Titayhua. En Huiracochán los lugareños no esperan que el carnaval llegue ni que alguien los lleve, ellos son el pukllay.
En Titayhua se realiza el kullu aysay, se planta el mallqui o la yunsa; las autoridades principales son invitadas por las autoridades del lugar que organizan para ofrecerles chunku y olla. Aparte de estas ceremonias protocolares, el pukllay se exacerba y se prolonga en un júbilo generalizado, la chicha y el trago corren como si salieran del manantial. A eso de las dos de la tarde, cuando ya todos saciaron el pukllay,  las tropas de caballo parten raudos, los camiones repletos de carnaval se impacientan esperando a alguien que se resiste dejar Titayhua. El carnaval ya embriagado y disminuido se resiste a morir en Titayhua, y allí se queda.
En la ruta entre Titayhua y Huiracochán el carnaval no se apaga, compite en carrera con los caballos; cuando los amantes del carnaval llegan a Huiracochán el kullu ya reposa solitario o a veces esperan que lleguen, pero los mallquis aún se resisten a caer. A los recién llegados las autoridades del lugar amablemente les invitan almuerzo; este es un elemento esencial del pukllay pomacochano, si uno es parte del carnaval, éste te lleva a alguna casa donde siempre te servirá desayuno, almuerzo y cena, todos los días.
Terminado el agasajo, el carnaval se agiganta al pie del mallqui, tras beber un chunku uno a uno van cortando en pareja, pero ya es tarde, algunos parten al pueblo y los demás lo siguen, los camiones nuevamente repletos. Casi todo el pukllay corre al pueblo, pero en Huiracochán el carnaval renace y se queda.
En Pomacocha la gente que no salió espera ubicado en lugares de amplia visión hacia las calles. De pronto los niños dan la alerta, corren a ver la llegada del pukllay, algunos caballos pasan literalmente botando humo por la nariz, las tropas dan vueltas y vueltas por las calles, allí se ve la resistencia y la velocidad de los caballos, llegan después de recorrer kilómetros para seguir trotando por las calles. Otros se pasean a pie, otros beben en las tiendas, el pukllay se apodera nuevamente del pueblo. El carnaval está por todas partes.
Cuando el cielo oscurece y algunos deben hacer pausa para guardar sus caballos otros ya salen al paseo; a esa hora también en la casa del Alcalde y del Gobernador se alistan para hacer el tradicional waraca tinkay, comisiones van y vienen, el arpista y el violinista afinan sus instrumentos, poco a poco el carnaval se hace presente e imparable, en ambas casas es similar; el anfitrión de la casa debe salir para pedir pausa e invitarles a todos los presentes que coloquen sobre la mesa todo los instrumentos del pukllay, un capataz se encarga de recibir; uno a uno, hombres y mujeres deben colocar las waracas, los látigos, las quenas, las tinyas, los cascabeles, los silbatos, etc. Los instrumentos musicales y las indumentarias repletas en la mesa, es el centro de atención y de respeto, si hay que rendir algún homenaje o ritual en el pukllay es a ello, no al agua, ni a alguna divinidad.
La tinka o tinkapa es un ritual muy importante y sagrado en la cosmovisión pomacochana, lo sagrado no se relaciona con ningún santo, sino con los apus. La autoridad anfitrión, luego de que le sirven el chunku, junto a su esposa, quitándose el sombrero se dirige a la mesa y agradece a sus acompañantes para luego pedir a los apus que al día siguiente todo le salga bien, se dirige también a cada uno de los instrumentos para pedir que el día siguiente emitan las mejores melodías, a las waracas y látigos le pide que haga daño a la contraparte en el siqullu. Todos los presentes uno a uno con sus respectivas parejas harán ese ritual, la sensación mágica para el siqullunakuy del día siguiente es enorme. Cuando todos terminan con el ritual, devuelto los instrumentos e indumentarias, el pukllay comienza con más furor.
La rivalidad en el siqullunakuy entre el grupo del Gobernador y el Alcalde rebasa cualquier teatralización o réplica del pukllay que se hace en otros lugares. Mientras el carnaval no cesa ni lo hará hasta el día siguiente, los preparativos para el siqullunakuy del día martes han comenzado. Martes cruz watay con su siqullunakuy en Pomacocha no tiene parangón, ese día el pukllay se encrespa y se fortalece de manera espectacular.

(1) Comentario de Arturo Gutierrez en su blog Red Chanka.

sábado, 12 de enero de 2013

JUSTICIA INTERCULTURAL: Una alternativa para Pomacocha y las Comunidades Campesinas


Leocadio Ccaccya Enciso

  Toda sociedad, para la convivencia y coexistencia en armonía de las personas que lo integran y con el fin de establecer el orden, la seguridad, la justicia y la paz social, ha construido a lo largo de su existencia, sistemas de normas, procedimientos, sanciones e instituciones para regular la conducta humana social de quienes conforman tal sociedad.
  En nuestro país, históricamente, existieron y existen diferentes grupos sociales, cada una de ellas con patrones culturales particulares. Los españoles tras la conquista se empeñaron en imponer la cultura occidental con tendencia a homogenizar la sociedad, pero por el contrario, el proceso de colonización dio lugar a una sociedad pluricultural; durante el virreinato, las manifestaciones culturales indígenas perviven y en la época republicana tampoco desaparecen1.
  Siendo ello así, el reconocimiento del país, artículo 2 inciso 19 de la Constitución, como una sociedad pluricultural fue una imposición de la realidad existente.
  Pomacocha, Pampachiri, Huayana, Umamarca y toda las Comunidades Campesinas del Perú, si bien tienen elementos culturales comunes, son pueblos con patrones culturales propios, esto es, con valores, creencias e instituciones propias y particulares, no obstante de ser pueblos vecinos sus culturas no son homogéneas; como consecuencia de ello, cada pueblo tiene su propio sistemade normas; además, como sostiene PAUL AMRY2 “los pueblos indígenas se diferencian de otros sectores de la población no solo por su folklore, sino por su cosmovisión y forma de organizarse”.
  El problema de fondo es, que siendo el Perú un país pluricultural, el país oficial ha aplicado un derecho único y común a personas que pertenecen a poblaciones con pautas culturales diferentes, es decir, desde una visión unitaria y única del derecho positivo se ha pretendido homogenizar la administración de justicia a ciudadanos de pueblos que tienen patrones culturales diferentes.No se trata pues, de una población insignificante, son 5818 Comunidades Campesinas con reconocimiento oficial, según datos del Directorio de Comunidades Campesinas PETT 2012 del Ministerio de Agricultura3; sin contar a las Comunidades Nativas, que son las comunidades de los pobladores de la Amazonía.
La realidad es que, los pueblos indígenas, a pesar de la prolongada condición de dominación e imposición cultural, han conservado sus sistemas de resolución de conflictos.

Reconocimiento constitucional de la función jurisdiccional especial.
 Debemos reconocer que en este caso, es el país oficial, en 1993 por primera vez en la historia, como sostiene BERNALES BALLESTEROS4, por mandato constitucional del artículo 149 reconoce el ejercicio de la función jurisdiccional para las Comunidades Campesinas, es decir, el Estado, influenciado por algunas ONGs, supo reconsiderar su papel monopólico de administrar justicia para otorgar esa facultad a las Comunidades Campesinas y Nativas en forma oficial. Este reconocimiento, en las últimas décadas, se ve fortalecido con otras normas supranacionales.
La Constitución Política del Perú establece:
Artículo 149.-Las autoridades de las Comunidades Campesinas y Nativas, con el apoyo de las Rondas Campesinas, pueden ejercer las funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial de conformidad con el derecho consuetudinario, siempre que no violen los derechos fundamentales de la persona. La ley establece las formas de coordinación de dicha jurisdicción especial con los Juzgados de Paz y con las demás instancias del Poder Judicial.
 De igual modo, el nuevo Código Procesal Penal establece:
Artículo 18.- Límites de la jurisdicción penal ordinaria.-
La jurisdicción penal ordinaria no es competente para conocer:(…)
 3. De los hechos punibles en los casos previstos en el artículo 149 de la Constitución.
  En cuanto a las normas supranacionales, entre las más importantes son, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo Sobre los Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, artículos 8 y 9; y, la Declaración de las Naciones Unidas Sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, artículos 5 y 34.
  La Constitución reconoce que los pueblos como Pomacocha, es decir, las Comunidades Campesinas pueden administrar justicia dentro de su ámbito territorial conforme a sus propias normas, siempre que no violen los derechos humanos de la persona. Reconocer quiere decir que el Estado acepta que otra organización, aparte del Poder Judicial, administre justicia. Esta norma es una de las excepciones, junto al fuero militar y el fuero arbitral, al principio de la unidad y exclusividad de la función jurisdiccional establecida en el artículo 139 de la Constitución, este principio establece que en el Perú, solo el Poder Judicial es el que tiene la facultad de administrar justicia, a decir de MONROY GALVEZ5 “nadie puede irrogarse en un Estado de Derecho la función de resolver conflicto de intereses con relevancia jurídica sea en forma privada o por acto propio. Esta actividad le corresponde al Estado a través de sus órganos especializados, éste tiene la exclusividad del encargo”.

La función jurisdiccional especial comunal.
  Ejercer la función jurisdiccional especial quiere decir que las Comunidades Campesinas tienen la facultad para conocer y resolver los conflictos de intereses que se susciten dentro de su ámbito territorial y tienen, también, la facultad de usar la fuerza pública para hacer cumplir lo que decidan; como sostiene RUIZ MOLLEDA6 las comunidades  “pueden conocer conflictos suscitados en sus territorios, pueden impartir justicia de acuerdo a su propio derecho (usos, normas y costumbres), y pueden utilizar la fuerza para ejecutar sus decisiones, todo ello de acuerdo a la Constitución Política vigente.”
  El alcance de esta norma constitucional es estudiado por reconocidos juristas; así, ARDITO VEGA7 sostiene que las autoridades comunales “no solamente ejercen la función de resolver conflictos o promover conciliaciones. En las conciliaciones las partes voluntariamente aceptan y, eventualmente, llegan a un acuerdo. En cambio, las que ejercen función jurisdiccional pueden compeler a las partes para que comparezcan, tomar decisiones y disponer su ejecución por medio de la fuerza”, por su parte RUBIO CORREA8 hace una interpretación más amplia al sostener que el  ejercicio de la función jurisdiccional especial “permite a las autoridades comunales tomar decisiones según sus propias costumbres en situaciones no previstas en la ley, pero inclusive así fueran contradictorias a la ley” ARDITO VEGA9 agrega al respecto que “el artículo 149 de la Constitución no plantea que apliquen la ley estatal, sino su propio derecho y precisamente al otorgar esta facultad, es que solamente coloca a los derechos humanos como límite”, en tanto BERNALES BALLESTEROS10 considera que por este precepto constitucional “se permite el ejercicio de la función jurisdiccional por un órgano u organización distinto al Poder Judicial”.
Consideramos que el texto constitucional señala que las Comunidades Campesinas pueden ejercer función jurisdiccional  bajo los siguientes presupuestos:

Pueden ejercer función jurisdiccional dentro de su ámbito territorial.
  El mandato constitucional es que las Comunidades Campesinas pueden, es decir, en forma facultativa y no obligatoria, ejercer función jurisdiccional dentro de su ámbito territorial, debemos entender que señala una competencia territorial, esto es, la facultad de administrar justicia se debe ejercer cuando los hechos generadores de los conflictos sucedan dentro del territorio de cada comunidad, pero como acertadamente sostiene ARDITO VEGA11 “sus decisiones tienen eficacia a nivel nacional”.
  En cuanto si se debe aplicar a toda las personas que se encuentran dentro de su territorio, incluida los foráneos o extraños a la comunidad, para ser coherentes con la interculturalidad no creo que sea razonable someter a jurisdicción especial comunal a personas con patrones culturales distintos a la comunidad, HURTADO POZO12 es de la opinión de que los extraños “deben ser remitidos a las autoridades oficiales o las de la comunidad a la que pertenecen, salvo que, en este último caso, existan prácticas intercomunales que resuelvan esta situación.” En Pomacocha una práctica intercomunal que resuelve las infracciones de un comunero foráneo que transgrede una norma social dentro de la jurisdicción de la comunidad es por ejemplo el derecho de alimentos para un menor, el padre del menor que pertenece a otra comunidad deberá someterse a las reglas de la comunidad donde haya nacido y se encuentre el o la menor.

Ejercer la función jurisdiccional de conformidad al derecho consuetudinario.
  La Constitución establece que las Comunidades Campesinas pueden ejercer función jurisdiccional especial de conformidad al derecho consuetudinario, al respecto consideramos que es acertada la opinión de HURTADO POZO13 para quien “el derecho consuetudinario no es uno y homogéneo. Cada comuna o grupo de comunas posee pautas de comportamiento particulares, aun cuando tengan elementos comunes no se basan en principios similares” y esto es así, porque sabemos que cada pueblo, cada Comunidad Campesina tiene formas distintas de establecer faltas, procedimiento y  sanciones y que lo conservan por tradición; así, en la comunidad de Pomacocha es regla general, con algunas excepciones, la prohibición de pastar ganado dentro de la sementera (terrenos destinados a la siembra que están protegidos por temporadas) pero, en el pueblo vecino de Umamarca la prohibición no es regla general y las sanciones son también distintas; si esto es así entre pueblos colindantes, los patrones culturales entre pueblos más distantes la diferencia es mayor. Por tanto, el texto constitucional debiera interpretarse en el sentido de que se ejercerá función jurisdiccional especial de conformidad con el derecho consuetudinario de cada comunidad, con el único límite que es el respeto a los derechos humanos de las personas.
  Por otro lado ARDITO VEGA14 acierta al sostener que “el derecho consuetudinario no debe ser considerado como las tradiciones más antiguas de una población, sino como como aquellas normas, procedimientos y sanciones que en la actualidad cada comunidad asume como propios”, el derecho consuetudinario, no es pues, estático, ésta evoluciona conforme las personas de una determinada comunidad asimilan pautas culturales de otras sociedades y esto se hace más fluida con el desarrollo de la tecnología en cuanto a la comunicación. Se sabe por ejemplo que en la comunidad de Pomacocha era costumbre y conducta no reñida con la comunidad que los padres daban el sí en lugar de su hija, sin importar la voluntad de ella, cuando los padres o familiares del pretendiente pedía la mano de la pretendida para establecer una relación de pareja, manifestada la aceptación de los padres de la mujer, el pretendiente con la ayuda de sus familiares lo conducía, contra su voluntad, a su casa o un lugar elegido para luego quedarse solos durante la noche, encerrados con candado, donde se consumaba el acto sexual con o sin su voluntad de la mujer, desde luego que no todo los casos eran iguales y habían excepciones, esta costumbre no es tan antigua, se practicaba aún a fines de la década de los 80 y en algunos casos hasta años después; esta conducta desde una perspectiva del derecho oficial hubiese configurado más de un delito.
  Pero, esta conducta social dejó de ser costumbre por la asimilación de otros valores, lo que se conoce como proceso de aculturación, en consecuencia no puede considerarse ya, una norma comunal, en este sentido es una posición que compartimos en que el derecho consuetudinario debe ser las pautas normativas que en la actualidad cada comunidad asume como propias, por cuanto la realidad no es estática, la realidad cambia y, el derecho además de responder a la realidad social debe ser práctico y útil para la sociedad.
  De allí que también suscribimos la idea de denominar derecho propio en lugar de derecho consuetudinario.
  Una definición a tomar en cuenta es de HURTADO POZO15 quien escribe que el derecho consuetudinario es “considerado como el conjunto de reglas creadas y practicadas de manera continua por los miembros de una comunidad”, se puede decir que las normas consuetudinarias tienen vigencia en tanto su práctica es continua y dejan de tener efecto cuando la comunidad lo desusa.

Ejercer la función jurisdiccional teniendo como límite los derechos humanos.
  El otro presupuesto del texto constitucional es que las Comunidades Campesinas deben ejercer función jurisdiccional, siempre que no violen los derechos fundamentales de la persona. Esto significa que la jurisdicción especial no es ilimitada ni absoluta, quiere decir que siendo un derecho humano la pluriculturalidad, en nombre de ella, no se puede menoscabar los derechos humanos de las personas. Pero este tema no es tan sencillo como parece, aún si razonamos de que toda sanción supone una restricción al ejercicio de un derecho fundamental, y como tal, ésta debiera ponderarse de manera tal que haya una proporcionalidad entre la conducta violatoria de una norma social y la sanción a imponerse, esto no resuelve nada, en la medida que, desde la cosmovisión de las personas que integran una Comunidad Campesina los derechos humanos no sean concebidos necesariamente de la misma manera como son comprendidos en el derecho oficial.
  Sin embargo, en el Acuerdo Plenario N° 1-2009/CJ-116 considera que “será de rigor considerar como conductas que atentan contra el contenido esencial de los derechos fundamentales y, por tanto, antijurídicas y al margen de la aceptabilidad del derecho consuetudinario, (i) las privaciones de libertad sin causa y motivo razonable –plenamente arbitrarias y al margen del control típicamente ronderil-; (ii) las agresiones irrazonables o injustificadas a las personas cuando son intervenidas o detenidas por los ronderos; (iii) la violencia, amenazas o humillaciones para que declaren en uno u otro sentido; (iv) los juzgamientos sin un mínimo de posibilidades para ejercer la defensa –lo que equivale, prácticamente, a un linchamiento-; (vi) la aplicación de sanciones no conminadas por el derecho consuetudinario; (vii) las penas de violencia física extrema –tales como lesiones graves, mutilaciones- entre otras”, estas pautas, aunque no delimiten con precisión el núcleo intangible de los derechos humanos, sin duda, serán útiles al momento de resolver un caso concreto.
  El otro inconveniente es, qué entidad debe velar si tal o cual conducta, como consecuencia del ejercicio de la jurisdicción especial comunal, menoscaba o no los derechos humanos y cuáles serían los parámetros de medición. Al respecto cobra relevancia lo dicho por HURTADO POZO16 quien escribe que “la cuestión es la de encontrar un equilibrio para conservar la unidad del sistema plural de jurisdicciones diversas, de modo que ni el sistema oficial trate de imponer sus pautas culturales en detrimento de las otras comunidades ni estas busquen establecer sistemas autárquicos e impermeables al intercambio cultural”
Pomacocha y las Comunidades Campesinas del Perú no pueden caer en el denominado relativismo cultural donde todas las pautas culturales son puestas en el mismo nivel de igualdad y se exige su respeto absoluto, a todas por igual, ni tampoco caer en el esencialismo cultural en donde se considera a la cultura como entidad única e invariable, esto es de querer mantener una cultura pétrea e inmodificable y proclamar su reivindicación en nombre del carácter milenario.

La delegación de facultad en la administración de justicia comunal.
  El otro aspecto que se discute es que la administración de justicia se faculta a las Comunidades Campesinas y por ende a la Asamblea General, el Consejo Directivo y el Presidente de la Comunidad y, no a las autoridades políticas (Gobernadores, Teniente Gobernadores), pero sabemos que es práctica común que los comuneros para resolver sus conflictos de intereses, en la mayoría de casos, acuden al Juez de Paz o también al Gobernador y no al Presidente de la Comunidad o la Asamblea General, pero se sabe también que en las comunidades, ésta es una tradición hecha norma y, es válida que apelando a su autonomía la comunidad pueda delegar el ejercicio de la función jurisdiccional al Juez de Paz o en su caso al Gobernador; además, esta es una práctica que se da en la realidad al margen del derecho oficial desde muchos años atrás, es decir, si bien el Juez de Paz formalmente es parte del derecho oficial en la práctica no necesariamente aplica el derecho oficial para resolver los conflictos de los comuneros, por el contrario muchos casos se resuelven conforme a las normas generales propias de la comunidad y conforme a su leal saber y entender. Este es el caso de la comunidad de Pomacocha, Pampachiri, Humamarca, Huayana y otras comunidades aledañas de la provincia de Andahuaylas.

Hacia la consolidación de la justicia intercomunal.
  En cuanto al reconocimiento de la justica intercultural, a decir de PAUL AMRY17 “en las dos últimas décadas, se han logrado avances importantes en el reconocimiento de los derechos indígenas. Así, los pueblos autóctonos de Iberoamérica se han sumado a la vanguardia de la lucha indígena a escala mundial.”    En el Perú con la promulgación del nuevo Código Procesal Penal (Art. 18.3) el interés por la justicia intercultural se ha intensificado, el Poder Judicial ha organizado tres Congresos Internacionales de Justicia Intercultural, en el 2009 se realizó el Acuerdo Plenario N° 1-2009/CJ-116 donde se reconoce la legitimidad y autonomía que tiene las Rondas Campesinas para administrar justicia, asimismo reconoce al pluralismo jurídico como la situación que dos o más sistemas jurídicos coexisten, “colisionan, se contraponen y hasta compiten”18 en el mismo espacio social; la Corte Superior de Cajamarca creó en el 2010 el Instituto de Justicia Intercultural, la Corte de Arequipa en octubre del 2012 inauguró el Centro Judicial de Formación Intercultural, etc. y el 26 de diciembre último el Poder Judicial aprobó la Hoja de Ruta de la Justicia Intercultural.
  Sin embargo en el debate del proyecto del Estatuto Interno de la Comunidad Campesina de Pomacocha, realizada en Lima, hubieron voces de pomacochanos residentes en la capital que desde una perspectiva del derecho oficial consideraban que algunas sanciones estatuidas en normas comunales eran atentatorias contra la dignidad de las personas, pero vista desde la cosmovisión de la comunidad no era tal. Entre otras normas dicho proyecto propone que “el que comete hurto simple y abigeato (cometido por una sola persona)será sancionado con pagar el equivalente a cinco veces el valor del bien sustraído”, esta norma difiere del derecho penal, no se sanciona con la privación de la libertad personal, lo relevante para la comunidad es reparar el daño ocasionado y como medio de disuasión social se establece una sanción económica al doblar en cinco veces el valor del bien sustraído, es un derecho reparador que en lugar de reprimir al infractor con la privación de su libertad se propone optar a que en libertad produzca bienes para reparar el daño ocasionado y a la vez se evita que deje en el desamparo a su familia.
  Si en Pomacocha y en las Comunidades Campesinas del Perú el clamor es que la justicia impartida por el Poder Judicial es lenta, costosa y corrupta, con el riesgo que al final del proceso no se ampare el derecho lesionado, la justicia intercultural es una alternativa a tomar en cuenta, una oportunidad para que las comunidades resuelvan la falta de acceso a la justicia, sus carencias de cobertura y su deficiencia; pero, en un nivel de coordinación y respeto mutuo con la justicia ordinaria. Una oportunidad para que desde las comunidades se resuelva una de las tantas carencias y no esperar que el Estado lo resuelva todo.
  Todo parece que este proceso de inclusión social, en cuanto a la administración de justicia, es irreversible y va camino hacia su consolidación, salvo que por un proceso de transculturación las comunidades terminen asimilando el derecho positivo; como sostiene el Ex Presidente del Tribunal Constitucional LANDA ARROYO19 “la interculturalidad es un proceso social contemporáneo con profundas raíces históricas que se va insertando en las estructuras del Estado Constitucional, a pesar de los recodos de alguna jurisprudencia”.

Citas:
(1)ROBLES MENDOZA, Román: Legislación peruana sobre comunidades campesinas. [Libro en línea], Perú. En: http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/2007/legis_per/contenido.htm páginas 30 y siguientes. Véase también a PAUL AMRY en el trabajo citado a continuación.
(2)PAUL AMRY, René: Defensa cultural y pueblos indígenas: Propuestas para la actualización del debate. 29/12/12 [Documento en línea], Perú, Anuario de Derecho Penal, 2006, En: http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/anuario/an_2006_08.pdf 
(4) BERNALES BALLESTEROS, Enrique: La Constitución de 1993: Análisis Comparado; ICS Editores, Tercera Edición, Lima 1997, p.682.
(5) MONROY GALVEZ, Juan. Citado por BERNALES BALLESTEROS, Enrique. En: Op. Cit. P. 633
(6) RUIZ MOLLEDA, Juan Carlos: También las Comunidades Campesinas y Nativas administran justicia en el Perú. 26/12/12. En: www.justiciaviva.org.pe/justmail/Proyecto%20Justicia%2096.pdf
(7) ARDITO VEGA, Wilfredo: Retos que el pluralismo jurídico plantea  al Poder Judicial. 22/12/12. En: 66.7.217.52/~aulavirt/biblioteca/eti/Congresos+Interculturales.pdf
(8) RUBIO CORREA, Marcial. Citado por ARDITO VEGA En: Op. Cit.
 (9) ARDITO VEGA, Wilfredo. En: Op. Cit.
(10) BERNALES BALLESTEROS, Enrique. En: Op. Cit. p. 682
(11) ARDITO VEGA, Wilfredo. En: Op. Cit.
(12) HURTADO POZO, José: Derecho penal y diferencias culturales: perspectiva general sobre la situación en el Perú. 02/01/13 En: http://perso.unifr.ch/derechopenal/novedades
(13) HURTADO POZO, José. En: Op. Cit.
(14) ARDITO VEGA, Wilfredo. En: Op. Cit
(15) HURTADO POZO, José. En: Op. Cit.
(16) HURTADO POZO, José. En: Ibidem.
(17) PAUL AMRY, René. En: Op. Cit.
(18) PEÑA JUMPA, Antonio: La otra justicia: A propósito del artículo 149 de la Constitución peruana. Citado en el Acuerdo N° 12 del Acuerdo Plenario N° 1-2009/CJ-116.
(19) LANDA ARROYO, César: Interculturalidad en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. 30/12/12 En: http://perso.unifr.ch/derechopenal/novedades