Leocadio
Ccaccya Enciso
Sobre el problema de la educación en el Perú, se ha investigado bastante, abundan los diagnósticos y hay tantas alternativas de solución. Sin embargo, como casi siempre suele suceder en el Perú, se dice y no se hace; así, en el año 2006 “el Consejo Nacional de Educación propone al país seis cambios fundamentales, veinte políticas educativas prioritarias y un conjunto de metas para los próximos 5 años”.(1) Y establecen que, “todas ellas buscan poner en marcha un proceso de transformación a gran escala de la educación en el Perú, absolutamente indispensable para poder avanzar como país en nuestros objetivos de desarrollo, de consolidación democrática y de integración social”. Los seis cambios que proponen son:
-
Elevar
la calidad de la educación pública en las regiones y zonas de mayor pobreza
- Avanzar
hacia una nueva educación básica eficaz, intercultural y moderna en todo el
país
-
Sentar
las bases de una nueva docencia para la educación pública
-
Lograr
un presupuesto suficiente y una gestión eficaz y honrada de la educación
-
Iniciar
la articulación de la educación superior al desarrollo regional y nacional
-
Movilizar
Municipios y medios de comunicación a favor de la educación
Además sustentan que: “Varias de las 20
políticas propuestas, por razones de justicia, se dirigen principalmente a la
población más pobre, tradicionalmente la más desatendida o la peor atendida por
nuestro sistema educativo”, para “empezar a resolver viejos problemas de
inequidad educativa y fragmentación social”.
La pregunta es, ¿alguna vez la clase
política que detenta el poder político y económico tuvo la voluntad de resolver
realmente el problema de la educación del Perú? Estas propuestas serias por cierto,
una vez más, es letra muerta.
Sabemos que, en Pomacocha y otras Comunidades
Campesinas, literalmente, nada se hace desde el Estado por la educación,
diagnósticos y alternativas de solución siempre los hubo, como que hay algunos
incautos que creen que algún gobierno autoritario, en los noventa, hizo mucho
con construir infraestructuras, pero el tiempo enseña que las construcciones no
solucionan el problema real, aun así, seguimos pensando que hacer una bonita y
moderna infraestructura es trabajar por la educación.
Consideramos con cierta indignación que la
educación en los pueblos como Pomacocha no solamente es deficiente y requiere
de cambios en la política educativa, a ello debemos sumar el abandono y la nula
fiscalización, es decir, el Estado no es capaz de ejecutar con eficiencia, por
lo menos, la anacrónica política educativa actual. La educación en las
poblaciones más pobres es tan deficiente que, tan solamente con hacerlo
eficiente la actual política educativa, sin tener que aumentar algún presupuesto,
ni realizar una reforma en la política educativa se haría bastante.
Pero, no podemos ignorar que, en cierta
medida, es responsabilidad nuestra que la educación se encuentre así; creemos
con firmeza que los ciudadanos tenemos el deber de fiscalizar directamente o a
través de nuestros representantes, tenemos el deber de participar activamente
en la educación de los hijos. Algunos aspectos que puede mejorarse, mientras
esperemos los tan anunciados cambios en la política educativa que casi nunca se
concretan, son:
Hacer que todos los profesores sean
puntuales y responsables en su asistencia a su centro de trabajo, porque, sin
generalizar, hay muchos casos en donde los profesores asisten de martes a
jueves so pretexto de viajar a la ciudad con “permiso” para realizar gestiones,
capacitaciones, cobros, etc.; como consecuencia de ello, no se termina de
desarrollar la programación curricular del año escolar. Si las horas académicas
asignadas para las clases, en las escuelas estatales, es inferior a la de las
particulares, con las ausencias y las faltas de los maestros este problema se
agrava en perjuicio de los estudiantes y en menoscabo de la calidad educativa.
Que los profesores tomen conciencia que
ellos son parte fundamental en el proceso de cambio; no podemos exigirles que
realicen un esfuerzo adicional a su labor remunerado; pero, en tanto sean parte
de la comunidad, tienen la obligación de servir a la nación contribuyendo en su
desarrollo.
Que, nosotros, los padres de familia somos
los primeros y principales responsables de la educación de nuestros hijos,
desde esa perspectiva, es deber nuestro contribuir en la formación de los
hijos, para ello debemos desterrar la idea de que solamente enviando al colegio
cumplimos con nuestro deber. Lo que haga un padre de familia por la educación
de sus hijos será determinante en la formación de un escolar; con ello no
estamos sugiriendo que un padre invierta en entidades particulares o que traslade
a las ciudades a sus hijos, porque en estas zonas son pocos los que tienen esa
capacidad económica. Es responsabilidad de cada padre que sus hijos no falten
al colegio, es responsabilidad de cada padre que sus hijos estudien en casa,
porque estudiar no es solamente asistir al colegio, es responsabilidad de los
padres crear un hábito de estudio en los hijos desde pequeños, es
responsabilidad de cada padre revisar las agendas o cuadernos de los hijos,
éstas y otras responsabilidades no podemos trasladar al Estado.
Casi todo los docentes, en las Comunidades
Campesinas, o son de la propia Comunidad o de una Comunidad aledaña, en el peor
de los casos de la misma Región; los funcionarios de la UGEL son también
lugareños, la Comunidad está presente; siendo ello así, debemos entender que
todos estamos involucrados; la otra pregunta es: ¿es tan difícil hacer que sea
eficiente la escuela pública en las comunidades andinas? Reiteramos, tan solamente con hacerla
eficiente se daría un buen salto.
(1) www.minedu.gob.pe/educacionparatodos/.../CNE-PoliticasMetas2006...