Leocadio Ccaccya
Enciso
Según Mayer 1 “la
reciprocidad es una relación social que vincula tanto a una persona con otras,
con grupos sociales y con la comunidad, como a grupos con grupos, comunidades
con comunidades, productores con productores y a productores con consumidores,
mediante el flujo de bienes y servicios entre las partes interrelacionadas.”
Pobladoras de POMACOCHA |
El flujo de bienes y
servicios ha sido y es una necesidad para la vida en común. Los bienes y
servicios generalmente circulan a cambio de algo. En la actualidad, para
alimentarnos, vestirnos, para acceder a internet, etc. necesitamos dinero para
la contraprestación, esa es la regla, la excepción es la donación y otras
formas de intercambio.
Pero, ¿cuáles eran
las formas de adquirir bienes y servicios en las sociedades donde no necesitaron
el dinero? Los Chankas y los pobladores del Tahuantinsuyo, por ejemplo, no
necesitaron el dinero para el flujo de bienes y servicios. Los antiguos habitantes
del Perú a lo largo de la historia han creado una forma de hacer circular
bienes y servicios. Precisamente, ellos nos han legado algunas formas de intercambio.
Rostworowski2
escribe que en el Tahuantinsuyo “la reciprocidad era un sistema organizativo
socioeconómico que regulaba las prestaciones de servicios a diversos niveles y
servía de engranaje en la producción y distribución de bienes. Era un
ordenamiento de las relaciones entre los miembros de una sociedad cuya economía
desconocía el uso del dinero.” Rostworowski señala que las grandes obras de
construcción a inicios del Tahuantinsuyo se hizo a base de la reciprocidad,
Yupanqui, dice, luego de la derrota a los Chankas obtuvo un botín valioso, pero
todo indica que no contaba con mano de obra suficiente para emprender las
asombrosas construcciones, siendo así, el Inca recurre a los curacas vecinas,
se muestra generoso, les agasaja con regalos, comidas y días de regocijo, luego
les solicita colaboración para que le proporcione fuerza de trabajo para
emprender las obras. Esta organización socioeconómica a base de la reciprocidad,
legada por nuestros antepasados, pervivió en los pueblos como Pomacocha
adaptándose a las nuevas instituciones económicas impuesta por los españoles.
Comunidad Campesina de POMACOCHA |
Las formas de intercambio de servicios, que yo conocí en Pomacocha,
básicamente son tres.
LA YANAPA, el yanapaykuy
es la ayuda voluntaria, es una usanza por la cual un pomacochano se obliga a
ayudar por el hecho de mantener una relación familiar, de amistad o por
correspondencia. Es una obligación ligada por la costumbre. El quien decide
ayudar concurre voluntariamente. Así, cuando alguien techa su casa, cuando hay casarakuy (matrimonio), herranza de
vaca, etc. los parientes o sus amistades concurren a ayudarlo, van a prestarle
un servicio sin contraprestación, sin embargo, el quien recibe la ayuda siente
la obligación moral de retribuirle, que no necesariamente el quien ayudó debe
esperar ni reclamarlo.
El yanapaykuy entre los pomacochanos, aún
se practica en Lima, el techado de una casa es un ejemplo clásico, pero también
se practica en otras actividades que no conocimos en nuestro pueblo, como son
las polladas, las parrilladas, etc.
LA MINKA es una ayuda a solicitud o ruego del interesado en el
servicio, es una costumbre por la cual alguien ayuda a otro sin esperar una
contraprestación. Quien ayuda no está obligado a hacerlo, lo que importa es el
valor solidaridad, es el desprendimiento para con quien lo necesite. La contribución
con la fuerza de trabajo, el conocimiento, etc. para con sus compueblanos
genera un círculo virtuoso, de modo que en la media que uno es generoso para
con otros, ellos lo serán también para consigo.
Foto tomada de ojambiental.org |
La minka se practicaba generalmente en los
trabajos agrícolas o construcciones, eran trabajos de una jornada completa, a
cambio se le brindaba desayuno almuerzo, cena y el uma hampiy4 (desayuno al día siguiente), durante la
labor se le brindaba chicha y aguardiente. A la minka acudían con su propia herramienta, a la hora indicada, se
trabajaba a la orden y las exigencias del beneficiario.
EL AYNI es un servicio que se presta a quien lo solicite a cambio de
la devolución del servicio, es un intercambio recíproco, la devolución pueda o
no tener fecha, basta que el quién realizó el ayni avise con anticipación la fecha de su requerimiento.
El ayni es una forma de reciprocidad que se
practicaba en los trabajos agrícolas y los de construcción. Hoy, en Pomacocha,
solamente se practica en las labores menores. No obstante, el ayni es considerado como deuda.
La vigencia notoria
del ayni está en las colaboraciones
para las fiestas patronales, por ejemplo cuando se colabora pagando al conjunto
de músicos, cuando se colabora con un animal para carne, etc. Distinto es la
donación en el conocimiento occidental, en la forma de ver e interpretar el
mundo de los pomacochanos opera la reciprocidad, esta deberá devolverse no
necesariamente igual, sino el equivalente a su valor. Como excepción, pueda que
no sea posible su devolución, pero siempre estará presente la conciencia de
deuda, en ese caso se retribuye en lo
posible.
En Pomacocha
básicamente lo que aún subsiste es el intercambio de algunos servicios
personales en la forma de yanapa, el ayni ya no se practica en los trabajos agrícolas y
los de construcción, quedando relegado para algunas actividades y de la minka solo quedan nostálgicos recuerdos.
Estas formas de intercambio de servicios permitieron a nuestros padres acceder
a la fuerza de diez, doce, quince o más
trabajadores para satisfacer sus necesidades, lo que hoy se tiene que
pagar jornal y esto obviamente perjudica a los más necesitados aumentando la
desigualdad.
A mi modo de
entender la reciprocidad tiene como fundamento la solidaridad, esa
adhesión y desprendimiento en la
necesidad del otro, esa forma de preocuparse por el otro, esa manera de ver e
interpretar el mundo en donde por encima de la competencia individual por el
lucro desmedido está la necesidad de no desampararse entre familias, entre
compueblanos y entre seres humanos. Este modo de vivir es la que nos legaron
los chankas y los del Thuantinsuyo, esta cosmovisión es la que heredaron y
cultivaron nuestros ascendientes hasta nuestros padres. Hoy muchos creen que
ello ya no es necesario, creen que es arcaico y primitivo, creen que es
sinónimo de subdesarrollo, creen que el desarrollo está en la acumulación de
riqueza de manera codiciosa.
La empatía es el
otro pilar de la reciprocidad. “La empatía, escribe César Hildebrand5,
es la capacidad de pensar en el otro, la generosidad de imaginar sus afectos,
sus intereses y sus necesidades.
Dejamos de ser
simios el día en que la empatía se instaló entre nosotros. Abandonamos el
canibalismo, la horda sanguinaria, la tribu endogámica cuando adquirimos el
valor de la empatía. Pues bien, vivimos actualmente en un mundo en el que el
sistema de las corporaciones y la lógica de la ganancia a cualquier costo han
hecho todo lo posible por desterrar la empatía y por devolvernos a la atmósfera
primitiva del egoísmo entendido como religión y emparentado si fuera necesario
con el crimen.”
CITAS:
(1)
Enrique Mayer. “Las reglas del juego en la reciprocidad andina”. En Reciprocidad e intercambio en los Andes
peruanos. Lima: IEP, 1974. Pág. 37. También en: http://api.ning.com/files/0Uk6rDNZClJ9rl7yAs639fIFV1Qz7lwR8t7jMTCIv36R-DR2u47pD3nBA7aKGvFBiaOrqA8bLSTOpX3oDRVXGAkLq2Awn1wR/AlbertiGiorgioReciprocidadeIntercambioenlosAndesPeruanos.PDF
(2)
ROSTWOROWSKI DIEZ CANSECO, María. “Historia del Tahuantinsuyo”. Lima:
2006. Pág. 68.
(3)
Ibidem. Pág. 70.
(4)
Uma hampiy,
la traducción es curar la cabeza, sin embargo, que yo sepa se trata de
ofrecerle comida a modo de desayuno al quien ayudó. Pueda que la denominación
tenga relación con el hecho de tratar de aliviar los estragos ocasionados por
la bebida durante la minka.
(5)
HILDEBRANDT PÉREZ-TREVIÑO, César. “La prensa y los valores”, artículo
publicado en el diario La Primera, 2 de julio del 2009.
No hay comentarios:
Publicar un comentario